miércoles, 5 de octubre de 2011

El Mengele americano

John Cutler nació el 29 de junio de 1915  fue un cirujano estadounidense conocido por liderar un programa de investigación sobre infecciones de transmisión sexual.
Entre las miles de personas que se estudiaron sin consentimiento ni información, unas 1300 totalmente sanas fueron infectadas; tan solo la mitad fueron tratadas y 83 murieron después de pocas semanas o meses.
Una profesora de la Universidad de Wellesley en Massachussetts descubrió los archivos del doctor Cutler, responsable también de los experimentos con los prisioneros en una carcel en Indiana. Tras examinar 125.000 páginas de documentos y recoger testimonios encontró detalles tremendos del uso de personas como conejillos de indias.
Estos loables médicos contrataban con dinero público a prostitutas que ya estaban enfermas o las infectaban con inyecciones de sífilis, gonorrea o chancroide y ofrecían sus servícios a prisioneros guatemaltecos. Utilizaban de manera repetitiva a las mismas prostitutas excepto con una, que apenado uno de los médicos se quejaba diciendo: "Desafortunadamente, hemos perdido a una que deja su profesión para casarse" (sin comentarios).
Un hospital psiquiátrico, los barracones militares y un centro de enfermos terminales eran sus laboratorios habituales entre 1946 y 1948.
Los médicos tambien utilizaban a personas ya enfermas, unas veces intentaban curarlas con penicilina y en otras los infectaban aún más (vaya, según tuviesen el día de generosos y altruistas).
¿Quereis saber otras prácticas "maravillosas"?.
A una paciente cuyo nombre era Berta se le aplicó pus de gonorrea en los ojos y la uretra y se le dió tratamiento pero como su aspecto era el de una persona a punto de morir, se le inoculó de nuevo. Murió poco tiempo después (ABERRANTE).
En un hospital psiquiátrico llamado Asilo de Alienados (desde luego creo que estaban más alienados ellos que los propios enfermos), los médicos inyectaron a siete mujeres enfermas de epilepsia dosis de sífilis debajo de la nuca. Las agujas no estaban esterilizadas (¿para qué?) y estas mujeres contrajeron meningitis.
Cutler también participó en Alabama, donde se engañó a cientos de afroamericanos durante 40 años, haciéndoles creer que habían recibido tratamiento contra enfermedades venereas, cuando lo único que hacían era observar su deterioro sin darles penicilina ni ninguna otra medicación para salvarlos.
Este hombre, John Cutler murió en 2003 (lástima que sobrepasara el minuto de vida en el vientre de su madre) y aún en sus últimos años aconsejaba seguir sus pautas de trabajo para combatir el sida.
En fín, hoy en mi indignación no me queda más que desear y esperar que no halla paises en los que se recurra a los pobres, huérfanos, prostitutas o enfermos terminales para experimentar atrocidades de mentes retorcidas.
Seguiré informando ... .

8 comentarios:

  1. Sabemos que existe mucha gente malvada pero cuando ademas son medicos nos parece incluso aun mas repugnante
    En fin,que como bien dices ojala personajes como este nunca hubieran visto la luz
    Besos Rosa

    ResponderEliminar
  2. Hola Rosa, de todo hay en la viña del señor...hay tantos y tantos así que.....mucho diosecillo suelto......así nos va... gracias amiga, pasa buen día, besos enfermizos...

    ResponderEliminar
  3. Por favor¡¡¡¡ es una burrada¡¡ eso está permitido¿? y si no lo está... ese tío no debe ni ser enterrado¡¡ yo no quiero a alguien así cerca mío jamás... antes muerta¡¡¡
    :) :D :)

    ResponderEliminar
  4. Juanjo, siempre hay quien se cree dios y con derecho a decidir.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  5. Don vito, tu lo has dicho, mucho diosecillo, lástima que los experimentos no los probasen en ellos mismos, así serían testigos de primera mano de los efectos y afectos que provocan.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  6. Hola Mar, si que es una burrada y una salvajada y una aberración y muchas cosas más, podríamos estar mucho tiempo calificando esas tácticas macabras. Por suerte Mar, ya murió hace unos cuantos años, en el 2003. No se decirte si fué o no enterrado pero ya que tanto le gustaba experimentar lo mejor que hubiese pasado es que donara su cuerpo a la ciencia y estudiaran sobre todo su cerebro, que por retorcido y monstruoso sería digno de estudio.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Qué horror!! Después dicen que es inhumano y antiético poner la pena de muerte... si este sujeto hubiera sido condenado a la silla eléctrica, miles de personas se hubieran salvado...
    Pero lo peor del caso es que seguramente, esta práctica debe ser habitual y nosotros, tan panchos, no lo sabemos. ¡Eso no es justicia! Jamás el fin justificó los medios.

    Tremenda entrada, Rosa, gracias por darla a conocer.

    Besotes indignadísimos.

    ResponderEliminar
  8. Hola Liliana, estos hechos ocurrieron hace muchos años pero seguro que todavía algún personaje que se cree un dios atentará contra las personas.
    Es escalofriante pensar en el horror que habrán vivido pero por desgracia, siempre habrá gente sin escrúpulos que denigre de una forma u otra a otras personas.
    ¡Cuantas aberraciones se habrán hecho en el mundo que no hayan llegado a nuestro conocimiento!.
    Besitos.

    ResponderEliminar