miércoles, 29 de junio de 2011

¡Es un fastidio!

Ayer por la noche me quedé mal durante un rato, supongo que el tiempo suficiente para que se evaporará de mi cabeza un poco.
Llamó el novio de la quinceañera para ver si le dejaba hablar con ella 5 minutos. Le dije que ella no tenía permiso para coger el teléfono, él comentó que ya sabía que estaba castigada pero que le dejase sólo un momento y aquí entra mi parte blanda y la que me duele y sentí pena, mucha pena por este chico. Sentí sus ganas y su impotencia en su voz, sentí el dolor de querer y no poder, pero no podía ceder aunque me doliese.
Le dije que no podía, que lo sentía pero que ella cuatro días antes mismamente con las "maravillosas" notas que trajo (que mejor no menciono) cuando yo hablaba con ella sobre este tema llegó un momento en que le molestaba lo que le estaba diciendo y sacó su lado soberbio.
Quizá no fuí acertada a la hora de plantear el asunto, ya estaba todo hecho, no había vuelta atrás, de poco servían ya "las chapas". Es muy probable que ni siquiera escogiera el momento adecuado pués al principio escuchaba sin decirme nada, sin poner siquiera mala cara pero claro la cosa fué pasando a mayores cuando ella ya no estaba de acuerdo conmigo y ahí vino el follón y lo que derivó en su falta de humildad y reconocimiento de sus errores. De ahí que tuve que hacerle entender a su novio que no podía ceder y darle el teléfono. El triste, se despidió resignado.
En fín la vida tiene estas cosas, la felicidad de unos es la perdición de otros y yo, sigo dándole vueltas a todo este asunto.
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domingo, 26 de junio de 2011

Re-inocente

Emiliana no gana para sustos.
Absuelta por la Audiencia Provincial de los cargos de asesinar a su marido hace tres años (cosa reconocida por ella)  y ya viendose libre de todo pecado (el juez con una "palmadita" la mandó para casa), resulta, que le dan el susto-disgusto de volver a acusarla de matar a su marido por un pequeño detalle: el Tribunal Superior de Justicia anuló la sentencia y tienen que volver otra vez a juzgarla, pero bueno, no hay problema. Ahí está el jurado popular para ponerse de su parte de nuevo y decirle que no se preocupe que no es culpable de nada, que entienden perfectamente que el miedo insuperable y la situación emocional en la que se encontraba (ha sido una mujer maltratada durante años), provocaron que sus facultades (y raciocinio, digo yo) quedasen totalmente anulados.
Menos mal que dicho marido no puede ser matado dos veces, no creo que sea bueno para la salud.
En fín, no hay nada como meterte al público en el bolsillo en estos casos. La empatía al poder.
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jueves, 23 de junio de 2011

Y el premio es .....

Hoy tengo que mencionar con todo el derecho a alguien que está muy presente en mi vida desde algo más de dos décadas. Si hasta este momento todo el protagonismo se lo había llevado mi hija la quinceañera hoy no puedo menos que hacerle un pequeño homenaje (aunque él posiblemente nunca lo sepa) a mi hijo el veinteañero.
Ayer llegó a casa orgulloso aunque humilde y nos confirmó que había aprobado todo. Una alegría mayúscula para mí como podeis imaginar y orgullo para mi chico que le ha resuelto algunas dudas durante este curso.
Atrás han quedado madrugones, horas de estudio, horas de resúmenes, horas de preguntas y respuestas y sobre todo, preocupaciones. El premio, la recompensa ya la tiene. La satisfacción que debe sentir y de la que yo me aprovecho no tiene pago.
Tras cinco años en los que después de sacar el módulo que le gustaba y en que se dedicó a trabajar  dejando los libros aparcados, el esfuerzo y la constancia han dado sus frutos, con trabajo eso sí.  Este año, decidió que quería seguir estudiando y ha sido una decisión inteligente y que ha llevado a cabo sin flaquear, sin "tirar la toalla".
Ahora ya puede dedicarse a disfrutar del verano.
La verdad es que me gustaría poder premiarle con unas buenas vacaciones pero bueno, que disfrute de sus amigos, de la playa, las excursiones y recarge pilas para el curso que viene que si no cambian las cosas o empieza a trabajar irá por el mismo camino, estoy segura de ello.
En fín, en esta carrera de mi vida, encuentro de vez en cuando un puesto de avituallamiento en las que refrescarme y reponer fuerzas (no todo iban a ser cuestas).
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lunes, 20 de junio de 2011

En el diógenes oeste

Ya ni recoger la basura con tranquilidad se puede.
Cierta noche de no hace muchos días, en una ciudad asturiana, hallábase un trabajador realizando afanosamente su trabajo, a las once de la noche, con ganas de terminar lo antes posible (le quedaba para rato aún), cuando dirigiéndose hacia una de las calles y proceder a eliminar sobrantes escuchó el sonido de un disparo para seguidamente sentir un intenso dolor en uno de sus homoplatos ¡le acababan de disparar! (¿ajuste de cuentas?), presuntamente (no quiero demandas después) con una escopeta de aire comprimido.
El proyectil (perdigón) no llegó por suerte a incrustarse en la piel aunque si dejó restos de polvora en las prendas que llevaba el sufrido trabajador.
Reconocido en el hospital al que fué trasladado y con el parte médico bajo el brazo presentó la persistente denuncia en comisaría. Los aguerridos policías que con más resignación que ganas estaban currando en esos momentos se personaron, (bueno sólo una patrulla,no vamos a llenar el escenário de la agresión en un centro turístico de mandos) en el lugar de los hechos, aunque de momento y hasta este momento, no se ha podido identificar al presunto agresor o agresores (iban a quedarse allí,claro), aunque todo parece "apuntar" a una chiquillada, según sus comentarios (que le digan al funcionario de limpieza como limpiaría él dicha chiquillada").
En fín, los diógenes enfurecidos campan a sus anchas por la ciudad. Habrá que uniformar a los funcionarios de limpieza con cascos y armaduras para la próxima.
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jueves, 16 de junio de 2011

Borrachera de humo III

Bueno, después de unos días de tira y afloja, la quinceañera parece empezar a pensar en la que se le está cayendo encima.
Imagino que estar entre cuatro paredes sin más diversion que libros y un poco de música debe estar haciendo su efecto.
Por la tarde me llamó, me devolvió el tabaco que le quedaba, claro que no creáis que lo hacía por que sí, lo hacía por que a cambio quería algo, pero me he mantenido firme y mantengo  una pequeña charla en la que intento hacerle ver que su actitud es la que la lleva a la situación en la que se encuentra y que sólo va a conseguir cosas cuando empiece a cambiar.
Que no le pido tanto, que vaya a clase, que haga los deberes  y que estudie un poquito, que se moleste, que estas cosas no las hago para fastidiarla si no para que se de cuenta, de que algo está haciendo mal, que no se castiga por castigar. Que piense que fumar no le lleva a ningún lado más que a perjudicarse, que es una droga y puede llegar a crearle adicción, que su organismo no está preparado para ello, que sólo tiene quince años y que enfrentarse a mi, desobedecerme cuando le pido algo, sólo le traerá consecuencias negativas para ella.
En fín, espero conseguir mantener esta firmeza, aunque tengo que reconocer que me cuesta. Mi oficio como madre no es de los que mejor se me dan, suspendo la mayoría de las veces y cuando la recupero, un cinco justito, justito.
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lunes, 13 de junio de 2011

Esperas, persecuciones y cristales tintados

¡Menuda tarde!
Allá andábamos mi chico y yo siguiendo a la quinceañera a ver si cumplía sus obligaciones o no.
Después de esperar un rato a que saliese de la consulta médica que tenía, salió disparada (nunca mejor dicho) ¡qué manera de correr, por dios!.
Mi chico, agil, la siguió más de cerca ya que por longitud de piernas el llegaría antes y la descubrimos esperando a una compañera de clase. Trazamos un plan, mientras el vigilaba por ese lado, yo me iría acercando posiciones desde la otra calle contigua ya que desde la posición que teníamos podría vernos, dándome tiempo suficiente para que yo llegara al otro lado y el me seguiría unos minutos más tarde ya que ese lugar no era seguro.
Sigilosamente fuí acometiendo mi misión, cuando llegué cerca de donde se encontraba, vi movimiento y pude comprobar como esa compañera salía de su guarida. Escondida, vigilaba sus movimientos, no podía estar muy erguida ya que podrían verme. Empezaron a moverse y por un momento creí que sus pasos se dirigían hacia donde yo me encontraba pero no, iban en la dirección donde estaba mi chico, así que cuando se metieron por esa calle yo encaminé mis pasos hacia allí. Pude ver desde mi nueva posición como caminaban calle arriba hasta que se pararon, cosa que yo también tuve que hacer. Por desgracia, mi escondite no era muy bueno, ya que estaba detrás de un coche con los cristales tintados que me cortaba visibilidad y ellas tampoco estaban en un lugar con excelente visión, encima, mientras esperaban ,no hacían más que mirar para abajo, así que entre una de mis escondidas ellas se movieron y ahí les perdí la pista. Cuando volví a levantar la cabeza ya no estaban y no pude saber por cuál de las tres calles que había allí tiraron y como mi chico había ido a la otra calle , les perdimos la pista (anda que menuda detective estoy hecha).
Pero bueno, lo que quería comprobar ya estaba. No había ido a clase.
Cuando ella llegó a casa después de unas breves preguntas en las que evidentemente me mentía, le dije que dejase de hacerlo ya que sabía perfectamente que no era cierto lo que me estaba contando y como se cerraba en banda y no quería contarme por que no había ido a clase, zanjé la conversación.
En fín, no me ganaré la vida como vigilante la verdad, pero al menos hoy, no me tomará por tonta.
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miércoles, 8 de junio de 2011

Borrachera de humo II

Hoy no me río,no. Hoy estoy muy enfadada.
Nada, que no hago carrera con la quinceañera. Sigue empeñada en echarme un pulso con tan poca inteligencia que ella misma queda en evidencia.
Si hace unos días hablaba de la borrachera de humo que pilló y que le sentó fatál, hoy tengo que confesar que mi confianza se ha perdido.Creí que le había servido de escarmiento ver como se puso, pero parece que puede más la estupidez de crecer y ser como los demás que ser uno mismo o tener paz y tranquilidad en casa. Ella no, prefiere confrontarse conmigo y pensar que se sale con la suya ¡no sabe que la soga cada vez es más cortita! ni lo sabe ni parece notarlo, a juzgar por su comportamiento.
Si el día que entré en su habitación y noté olor a tabaco y ella me negó que fumara, la cosa quedó ahí, ahora ya puedo confirmar y no sólo por las señales de humo que salían por la ventana de su habitación, que fuma.
Allí estaba ella confiada y ajena a mi presencia, asomada a la ventana emulando a la mismísima Sara Montiel en su famosa canción y esperé sin hacer ruido y seguí esperando a que terminara ese "divino placer" y cuando se giró .... el susto fué mayúsculo, lo que pasa, que ella debía tener la esperanza de que yo no la hubiese visto pero vaya si la ví. Ví perfectamente como calada tras calada, apoyaba el cigarrillo en la esquina de la ventana tras un bote de aluminio (imagino que por si yo entraba que no viera el cigarro ni el humo delator) pero no tuvo suerte, entré mientras estaba en la faena.
Me suelta después de reprocharle que me hubiese mentido y de preguntarle por que lo hacía que "es para desestresarme" y que los cigarrilos se los habían dado  (más mentiras). Los cogió de casa de un par de paquetes que había de familiares que se lo dejaron en la celebración de algún cumpleaños. Si es que tengo miedo de que estuviesen hasta caducados con el tiempo que llevaban en ese cajón, ya que en casa ninguno fumamos,¡huy miento! ninguno fumábamos y cuando le pedí que me los devolviera se negó aduciendo que no eran míos y que como me había puesto hecha una fiera con ella (mentira cochina, solo me alteré un poquito) pero claro, la percepción no es la misma en su caso y en el mío y aunque me hubiese puesto como un basilisco estoy en todo mi derecho que para eso soy su madre. Pués eso, que no me lo iba a dar, con lo cuál, lo que ha conseguido es que lo que había podido ir ganando estos últimos días, lo ha perdido de nuevo.
En fín, una zancadilla más en esta carrera de la vida y aún no estoy ni a medio camino.
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sábado, 4 de junio de 2011

Borrachera de humo

Jajajajaja. Perdón ... perdón.
Ustedes ahí y yo riéndome. Es que tengo que hacerlo.
La quinceañera (curiosa ella, como todos los adolescentes) quiere crecer muy deprisa (no sabe que todo lleva su tiempo) y va de aventura en aventura. Esta noche pasada cuando me iba para la cama, ví luz en su habitación y entré pensando que quizá se había quedado dormida pero no, estaba sentada al borde de la cama con la ventana abierta y mi fino olfato detectó un olor familiar, le pregunté que por qué olía a tabaco y que si había estado  fumando a lo que evidentemente me dijo que no, que quizá era de la ropa de dónde provenía el olor. Salí de la habitación sin creérmelo del todo aunque quería creer que era cierto, la verdad.
No pasado mucho tiempo y después de sentir como entraba y salía de su cuarto varias veces, picó en la habitación pidiéndome algo para cortar los vómitos pués lo había hecho en el cuarto de baño, le indiqué que podía tomar y a los pocos minutos volvió para perdirme un trapo con el que limpiar lo que había manchado. Reconozco que me levanté un poco enfadada, eran las 2 y pico de la mañana e intuía por qué se encontraba así, le dije que se fuera para la cama y limpié el baño en un momento.
Por la mañana la cara de ella era un espectáculo, le dolía la cabeza y no se encontraba bién del todo, ni siquiera desayunó,sólo una taza de colacao (es lo que tienen estas cosas que te dejan el estómago como una noria) pero no protestó ni siquiera un poco para quejarse ( jajaja, la culpabilidad de la resaca) y en este momento fué cuando confirmé mis sopechas. En la acera había varias colillas, no se exactamente cuantas  y cuando se marchó para clase aproveché  para entrar en su habitación y comprobar con mucho acierto como en la repisa de la ventana había un polvo grisaceo delator.
No pude evitar sonreir aunque reconozco que apenada también pués no me gusta pensar que las cosas pueden ir a peor pero como se suele decir "sarna con gusto,no pica". Veremos si aprende la lección.
En fín, la vida a veces puede ser muy educativa y en este caso creo que mi silencio es mucho más aleccionador que cualquier reproche  maternal.
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miércoles, 1 de junio de 2011

40 igual a 30

A mis varias décadas de vida que te echen menos años es toda una proeza a la vez que un halago.
Recuerdo que con 16 años alguna vez me pidieron el DNI por que parecía una cría de al menos 14 años  para entrar en una discoteca (¡qué mal llevaba que dudaran de mí!).
A los 22 y ya corriendo detrás de mi hijo (el veinteañero) pensaban que era mi hermano pués tener 16 años (eso se creían) como que daba un perfil muy precoz para ser mamá (siempre batallando con mi cara de niña).
Hoy cuando lucho contra el relog biológico, contra el código de barras (de momento no paso por caja), las patas de gallo, mis desatadas curvas y mi más que pronunciada flacidez, véo que la edad de hoy ya no es lo que era (afortunadamente).
Los 40 son los nuevos 30, los 50 los nuevos 40, los 60 los nuevos 50 y así, sucesivamente.
Nos hacemos viejos (demasiado) hasta para tener hijos (yo que quería ser una abuela joven), pero no veo a mi veinteañero muy por la labor,claro que tal y como está su vida en estos momentos sería una temeridad y a la quinceañera ¡que ni se le ocurra, vamos!.
El chicle de la vida estiran la juventud y la adolescencia (más tiempo para ser malcriados), claro que es lógico, con la esperanza de vida que tenemos (no va a tener que aguantarme mi chico como siga la saga genética), pienso llegar a octogenaria por lo menos y desde luego con buena calidad de vida, ¡faltaría más!, ya de andar por estos lares que sea con garra.
En fín, me halaga saber que cuando cumpla los 80 seguiré siendo una jovenzuela de 70 (que bién suena) y aunque no siga la línea familiar de abuelas y bisabuelas jóvenes, intentaré seguir manteniendo esa línea del no declive.
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